Actualmente existen pruebas y evidencia sobre la eficacia y
rentabilidad del tratamiento quiropráctico, y las encuestas indican un alto
grado de satisfacción de los pacientes, como así lo indican estudios como el
realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios en cuatro países de la
Unión Europea (1).
Ahora bien, no ha sido el agrado y satisfacción de los
pacientes el factor desencadenante de cambios en la política sanitaria de
algunos países. Han sido los números, la rentabilidad de estos cuidados frente
a otros tratamientos médicos, los que han convencido de lleno a los
planificadores de los sistemas de salud. La eficiencia económica de la atención
quiropráctica para algunos problemas respalda convenció de forma abrumadora de
la utilización de estos servicios frente a otros más caros, más drásticos y
menos eficientes.
Por otro lado, se ha demostrado la seguridad del ajuste
quiropráctico frente a otros tratamientos más traumáticos y que conllevan más
riesgos para el paciente. No en vano la Quiropráctica ofrece un servicio
diferente que prescinde de la cirugía y la farmacología.
Debido a la íntima relación que existe entre el sistema
nervioso y la columna vertebral que ya hemos explicado, un tratamiento mecánico
como el ajuste vertebral específico tiene efectos sobre órganos internos
también, o podríamos decir que hay efectos tanto locales como centrales.
La experiencia clínica sugiere que la columna vertebral
tiene una importancia no siempre reconocida en problemas orgánicos. El
cardiólogo alemán Kunert habla de ejemplos así, y concluye que lesiones
mecánicas de la columna vertebral son perfectamente capaces de simular,
acentuar, o contribuir en gran medida a enfermedades orgánicas, que no hay
ninguna duda de que la columna vertebral influye en la función de los órganos
internos.
Lewit, neurólogo de Praga, muy conocido en la medicina
manual en Europa, escribe sobre sus experiencias clínicas empleando
manipulación de la columna vertebral para tratar pacientes con problemas
respiratorios, problemas de corazón, de digestión, problemas ginecológicos,
migraña, vértigo y otros.
En el pasado los estudios se centraron en demostrar la
eficiencia del cuidado quiropráctico en problemas relacionados con la espalda:
dolor lumbar, dolor cervical y dolor de cabeza y cuello. Durante la última
década las investigaciones han sondeado otros terrenos, a partir de los
resultados obtenidos en consultas y clínicas quiroprácticas. El interés por los
resultados quiroprácticos abre nuevos horizontes hacia la demostración de su
efectividad en problemas biomecánicos de las extremidades, problemas de la
infancia (asma, micción involuntaria, problemas de audición, resistencia
inmunitaria deficiente, otitis media, amigdalitis o cólicos), trastornos
auditivos, visuales y de equilibrio, hipertensión, trastornos respiratorios,
digestivos y cardiacos, trastornos pélvicos y ginecológicos, dismenorrea y como
tratamiento preventivo y de promoción de la salud. Así lo expone David Chapman
Smith en su obra “The chiropractic profession”, que supone una recopilación de
estudios sobre la Quiropráctica, y que además cuenta con el reconocimiento y la
aprobación del estamento médico internacional (2).
Deberíamos recordar que el plural de “anécdota” es “data”, y
estamos acumulando data sobre condiciones tan dispares como niños con
amigdalitis, disfunción del intestino grueso, pérdida de campo visual. Los
resultados con nuestros pacientes nos obligan a profundizar más sobre todo en
los efectos centrales de nuestros ajustes. Si fuera solo una vez sería una
anécdota, pero una y otra vez pacientes que llegan a la consulta por dolor en
la espalda obtienen mejora en otros aspectos de su organismo, como la
respiración, digestión, circulación, la visión, sexualidad, audición, la piel.
La lista, por supuesto, continúa.
Es obvio que queda por hacer mucha investigación de este
tipo, y seríamos muy poco responsables si insistiésemos en que el único
tratamiento razonable para estos problemas es el tratamiento del ajuste
quiropráctico. Pero también está muy claro, como dice Korr, el neurofisiólogo
que tanto ha estudiado los efectos de la manipulación específica, que el alivio
del dolor de la espalda es sólo la punta del iceberg referente a los efectos
clínicos del ajuste vertebral específico.
(1) OCU Salud: “Quiropráctica. Pacientes satisfechos”. Nº 24, Junio-Julio 1999, pp. 9-13.
(2) Chapman
Smith, D: “The chiropractic profession. Its education, practice, research and
future directions”. Ed. NCMIC Group Inc., West des Moines (EE.UU.),
2000.
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