Para muchas personas, el consumo ligero o moderado de
alcohol es probablemente seguro. Incluso puede tener beneficios para la salud,
incluyendo la reducción de riesgo de ciertos problemas del corazón. Hablamos de
moderación si no se sobrepasan un par de bebidas al día en varones o una en
mujeres.
Sin embargo el consumo mantenido y excesivo de alcohol puede
dañar el corazón. El consumo de alcohol a largo plazo puede incrementar la
presión sanguínea. Además, la toxicidad del etanol puede causar una
miocardiopatía dilatada en el músculo cardíaco (el corazón se dilata y
disminuye la fuerza de bombeo), provocando en el paciente síntomas de
insuficiencia cardiaca. Por otra parte, hay determinadas arritmias cardiacas
que también están relacionadas con el consumo de alcohol, como la fibrilación
auricular.
El consumo excesivo
de alcohol también puede conducir a enfermedad del hígado, cáncer y
pancreatitis. También puede causar problemas en el hogar, el trabajo y con
amigos.
A largo plazo el
abuso de alcohol daña las células cerebrales. Esto puede llevar a un daño
permanente en la memoria, el pensamiento y la forma de comportarse.
Beber durante el
embarazo puede dañar al bebé en crecimiento. Se pueden producir graves defectos
de nacimiento o el síndrome de alcoholismo fetal.
En personas con
depresión, el alcohol puede empeorar los síntomas, puede aumentar los problemas
de sueño y el riesgo de suicidio.
Algunas personas no
deben beber en absoluto, incluyendo alcohólicos, niños, mujeres embarazadas,
las personas que toman ciertos medicamentos y personas con algunas condiciones
médicas.
Se deben seguir
rigurosamente las recomendaciones médicas acerca del consumo de alcohol.
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